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31 de agosto: Día Internacional de los Afrodescendientes Una fecha para conocer y respetar a las comunidades afromexicanas Articulo Academico

Reflexiones sobre los sesgos hacia la comunidad afromexicana y el camino hacia una sociedad más incluyente. 

Autor: Víctor Martín González Olivares. 

Tiempo de lectura: 5 minutos. 


Cada 31 de agosto conmemoramos el Día Internacional de los Afrodescendientes, una fecha que nos invita a reflexionar sobre los aportes históricos de estas comunidades y, al mismo tiempo, sobre los desafíos que aún enfrentan en nuestro país. Esta conmemoración, establecida por la Organización de las Naciones Unidas en 2020, adquiere especial relevancia en México, donde la población afromexicana ha permanecido históricamente invisibilizada y continúa enfrentando múltiples formas de discriminación y sesgos sociales. 

La invisibilidad histórica como primer sesgo 

Durante siglos, México construyó una narrativa nacional que privilegió la herencia indígena y española, excluyendo deliberadamente la contribución africana. Este primer gran sesgo se manifiesta en que las comunidades afromexicanas permanecieron ausentes de los censos nacionales hasta 2015, siendo literalmente borradas de las estadísticas oficiales. Como señala el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), los pueblos y comunidades afrodescendientes en México "forman un grupo históricamente invisibilizado incluso en la estadística nacional". 

Esta invisibilidad estadística no fue casualidad, sino el reflejo de una sociedad que prefería no reconocer la diversidad racial y étnica que la componía. El sesgo de la invisibilización ha tenido consecuencias profundas: sin reconocimiento oficial, estas comunidades han tenido dificultades para acceder a programas sociales, políticas públicas específicas y recursos destinados a grupos vulnerables. 

Los sesgos fenotípicos y el perfilamiento racial 

Uno de los sesgos más evidentes hacia la población afromexicana está relacionado con características físicas específicas. El CONAPRED ha documentado cómo "personas afromexicanas son detenidas por agentes que les piden identificarse oficialmente para saber si son migrantes o nacionales". Este fenómeno revela un sesgo profundamente arraigado que asocia ciertos rasgos fenotípicos con la extranjería, negando implícitamente la mexicanidad de quienes poseen estas características. 

El perfilamiento racial opera bajo la lógica equivocada de que determinados rasgos físicos como "labios gruesos, nariz ancha, cabello afro y un tono de piel más pigmentado" son indicadores de origen extranjero. Este sesgo no solo es discriminatorio, sino que también refleja una comprensión limitada de la diversidad étnica mexicana, donde la presencia africana se remonta a más de 500 años. 

Los sesgos en el acceso a oportunidades 

La discriminación hacia la población afromexicana se extiende más allá de los encuentros con autoridades. Existe un sesgo sistémico que limita el acceso a oportunidades educativas, laborales y de desarrollo social. Las comunidades afromexicanas, concentradas principalmente en Guerrero, Oaxaca y Veracruz, enfrentan índices de marginación superiores al promedio nacional. 

Este sesgo se manifiesta en la subrepresentación de personas afromexicanas en espacios de liderazgo, medios de comunicación, academia y política. La ausencia de referentes positivos perpetúa estereotipos negativos y limita las aspiraciones de las nuevas generaciones. 

Los sesgos hacia niñas y mujeres afromexicanas 

El CONAPRED ha identificado que las niñas indígenas y afromexicanas enfrentan una triple discriminación: por su origen étnico, por su género y por su edad. Los sesgos hacia este grupo son particularmente preocupantes porque moldean sus trayectorias de vida desde temprana edad. "Por sus raíces, y por diferentes prejuicios" estas niñas experimentan exclusión en espacios educativos y sociales, limitando sus oportunidades de desarrollo integral. 

Los sesgos culturales y estéticos 

La sociedad mexicana ha construido cánones de belleza que privilegian características físicas europeas, creando sesgos estéticos que afectan la autoestima y autoaceptación de las personas afromexicanas. Estos sesgos se manifiestan en la infrarrepresentación mediática, la discriminación en espacios laborales que requieren "buena presencia" y la presión social para modificar características físicas naturales. 

El sesgo del mestizaje homogeneizador 

El discurso del mestizaje en México, aunque progresista en su momento histórico, ha funcionado como un sesgo homogeneizador que diluye las especificidades culturales de las comunidades afromexicanas. Este sesgo opera bajo la premisa de que "todos somos mestizos", negando las experiencias particulares de discriminación racial y las necesidades específicas de reconocimiento y reparación. 

Hacia una sociedad verdaderamente incluyente 

Reconocer estos sesgos es el primer paso para construir una sociedad más incluyente. Esto requiere acciones concretas en múltiples frentes: 

Educación antirracista: Es fundamental integrar la historia y contribuciones afromexicanas en los currículos educativos, desmantelando narrativas que perpetúan la invisibilización. 

Políticas públicas específicas: Se necesitan programas focalizados que atiendan las brechas de desigualdad que enfrentan estas comunidades, desde acceso a servicios de salud hasta oportunidades de desarrollo económico. 

Representación mediática: Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de presentar imágenes diversas y positivas de la población afromexicana, combatiendo estereotipos y promoviendo la valoración de la diversidad. 

Sensibilización social: Es necesario promover campañas de concientización que ayuden a la sociedad mexicana a reconocer y valorar la riqueza de la diversidad étnica del país. 

Reflexión final 

El Día Internacional de los Afrodescendientes nos recuerda que la construcción de una sociedad incluyente no es solo una aspiración, sino una responsabilidad colectiva. Cada sesgo identificado representa una oportunidad de transformación, cada prejuicio desmantelado es un paso hacia la justicia social. 

La comunidad afromexicana no solo forma parte de la historia de México, sino que es protagonista de su presente y futuro. Su reconocimiento, respeto y valoración no es un acto de caridad, sino de justicia. Solo cuando todas las voces sean escuchadas y todas las culturas sean celebradas, podremos hablar de un México verdaderamente incluyente. 

La fecha del 31 de agosto debe servirnos como recordatorio de que la inclusión no es un destino, sino un camino que debemos recorrer día a día, desmantelando sesgos, construyendo puentes y celebrando la riqueza de nuestra diversidad. El cambio comienza con la reflexión, pero se materializa con la acción decidida hacia la equidad y el respeto de todos los derechos humanos. 

 

Bibliografía 

 

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